En el momento en el que nosotros hacemos una imagen a un objeto o persona, siempre buscamos un ángulo que muestre y transmita lo que nosotros queremos. Por lo tanto, una imagen nunca va a ser la realidad en sí. En el momento en el que nosotros tomamos la imagen, ya estamos dando nuestra opinión o posicionando por lo que nosotros pensamos o queremos mostrar. Lo mismo pasa con la publicidad, pongamos de ejemplo los temas políticos: en la política cada uno transmite el mensaje de forma que les beneficie y también de forma que nosotros mismos pensamos que nos puede beneficiar, ya que todo lo malo lo eliminan por completo y exaltan nada más que las cosas buenas. Sosteniéndonos en esta cuestión, siempre van a hacer publicidad de su campaña de forma que parezca la única que puede solucionar sus problemas, aunque para ello tengan que pisar a las demás campañas. Estos políticos compran canales, por decirlo de alguna forma, para que les vendan al público mejor que a cualquier otra campaña. Por lo tanto, la publicidad nunca va a ser objetiva, no porque no pueda serlo, sino porque a ellos y a nosotros nunca nos beneficia que lo sea ya que siempre vamos a querer que lo que nosotros pensamos sea lo correcto. Esto es lo que pasa con las imágenes, que se pueden utilizar de forma argumentativa, por lo que la realidad de esa imagen va a ser la que nosotros queremos, no la que es de verdad. También, imágenes que quieran contarnos algo va a ser subjetiva, ya que el que realiza la imagen cogerá el encuadre que más le beneficie y que apoye su punto de vista.
Teniendo en cuenta todo esto, mi opinión es que es imposible que una imagen sea totalmente objetiva. Me baso en que el que realiza la imagen siempre buscará un encuadre que transmita lo que el quiere que transmita. Cuando tomemos una imagen jugaremos con las tonalidades, para transmitir cosas distintas, con las direcciones de la luz, etc. Por lo tanto, una imagen no es realidad ya que la realidad es aquello que es real, y en una imagen nada va a ser real al cien por cien.
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